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Turismo lingüístico: Ten en cuenta esto antes de hacer tu viaje

 

  • Lancelot Digital
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    Aprender un idioma extranjero puede ser una de las experiencias más enriquecedoras de nuestra vida y, además, una fuente de oportunidades. El contacto con otra cultura o la ampliación del currículum profesional  son algunas de las ventajas directas que reporta. ¿Es posible aprender correctamente un idioma sin visitar el país en el que se habla? Las probabilidades de lograrlo (especialmente si de lo que se trata es de adquirir agilidad y fluidez) son bastante reducidas. La irrupción de la pandemia sanitaria global derivada por el covid19 mermó el turismo lingüístico. Afortunadamente, las circunstancias actuales revisten menor gravedad. La reducción de contagios ha sido exponencial por lo que, en un marco de mayor seguridad, los viajes para aprender idiomas han vuelto a despegar. Ahí lo revelan desde la University Soccer, una agencia de becas que ha experimentado un aumento de solicitudes para viajar al extranjero. Si estás planteándote la posibilidad de hacerlo, toma nota. A continuación compartimos contigo algunos consejos que te serán de gran utilidad.

     

    ¿Destinos turísticos con gran presencia de hispano-hablantes? Quizá mejor no

     

    La inmersión lingüística es, sin duda, la mejor herramienta que tienes a tu alcance para adquirir conocimientos avanzados en cualquier idioma. Rodearte de personas que lo hablen no sólo puede incrementar notablemente capacidades como la sensibilidad auditiva o la desenvoltura oral. También puede proporcionarte un contexto mucho más naturalizado, idóneo para aprender de qué forma se utiliza el lenguaje en el día a día. En general, los itinerarios formativos en lenguas extranjeras tienden a ser bastante teóricos y a menudo quedan limitados a las estructuras o fórmulas más formales. Aquellas palabras que se utilizan a diario y que forman parte del espectro más informal del idioma pueden convertirse en escollos a la hora de comprender muchas expresiones. La inmersión lingüística (preferiblemente fuera de un contexto formativo) puede incrementar el ritmo de aprendizaje porque el hablante se expone a factores que quedan fuera de su control, lo cual le lleva a desarrollar sus habilidades de forma autónoma. Este componente a menudo tiende a menospreciarse y, por supuesto, no está presente dentro de ningún aula. Las clases de inglés en academias o centros especializados ofrecen sesiones de práctica oral pero siempre en condiciones muy controladas y bajo términos muy estandarizados. Aunque desde el punto de vista técnico esto pueda tener sus ventajas, lo cierto es que esta clase de métodos también tienen un punto débil y es que alejan al estudiante del contexto real y de las personas nativas que utilizan esa lengua en su día a día.

     

    La importancia del contexto

     

    Optar por hacer un viaje al extranjero debe formar parte del proceso de aprendizaje de cualquier alumno. Si deseas aprender inglés, lo más recomendable es que pases una temporada en países como Estados Unidos, Irlanda o Inglaterra. No obstante, a pesar de que este tipo de destinos tengan mucho que ofrecer a muchos niveles, lo cierto es que también se trata de destinos turísticos por lo que, en consecuencia, cuentan con una gran cantidad de hispanohablantes. No es extraño si tenemos en cuenta que constituyen destinos masificados para personas que desean aprender el idioma.

     

    En general, este tipo de destinos, cuentan con comunidades de estudiantes o trabajadores que no saben hablar inglés correctamente y que optan por aglutinarse y relacionarse entre ellos. Aunque viajar a un país extranjero en el que se habla un idioma que no controlas completamente pueda generar cierta incertidumbre e incluso miedo, lo más recomendable es no sucumbir a la tentación. En caso de viajar a otro país, lo más recomendable es evitar este tipo de comunidades porque, más allá de generarte ciertos sentimientos de seguridad y control, estarán obstaculizando tu aprendizaje. En realidad, los mejores conocimientos se adquieren en situaciones de completa vulnerabilidad, es decir, en contextos habitados por gente local.

     

    Quizá, una buena forma de seleccionar un destino sea dar prioridad a aquellos países que tengan el inglés como lengua oficial y que, a ser posible, no estén especialmente masificados por el efecto del turismo, especialmente en lo que respecta a hispanohablantes. En realidad, existen buenas alternativas que se adaptan a este perfil. Algunos ejemplos son Canadá, Sudáfrica, Nueva Zelanda o Australia. Por otro lado, este tipo de destinos cuentan con otra ventaja: Su ubicación. Al estar, en general, más lejos de España, requieren una estancia bastante más larga y menos susceptible de que se produzcan interrupciones, por ejemplo, durante las vacaciones o los fines de semana. Al final, esto se traduce en una inmersión mucho más intensa y en unos resultados mucho más sólidos.

     

    ¡Busca un trabajo!

     

    Poner un pie en un país extranjero puede ir seguido de ciertas limitaciones a la hora de integrarnos socialmente. Establecer vínculos con tantas personas como sea posible debe ser un objetivo prioritario y una de las mejores formas de propiciar este contacto y además convertirlo en una rutina es encontrar un trabajo. Aunque en un comienzo la idea de trabajar sin dominar del todo el idioma puede parecer para muchos un reto inalcanzable, lo cierto es que no tiene por qué ser así. Encontrar un trabajo permitirá abrir las puertas a diferentes contextos y situaciones muy enriquecedoras. No sólo a nivel de aprendizaje, sino también a nivel personal. Además, genera otro tipo de ventajas como una mayor estabilidad económica y una fuente interesante para afrontar los gastos derivados de nuestra estancia o, por supuesto, unas curvas de aprendizaje mucho más veloces. Trabajar durante largos períodos de tiempo en un país extranjero es, con diferencia, la mejor técnica para adquirir un nivel de conocimientos avanzado.