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Ingresa en prisión en Tenerife tras quebrantar cinco veces la cuarentena

 

El encausado fue multado tres veces por estar en la calle sin motivo desde que se decretó la alarma y condenado a seis meses hace seis días por una cuarta salida

 

  • Lancelot Digital
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    El Juzgado de Instrucción número 3 de Santa Cruz de Tenerife dictó hoy la primera orden de ingreso en prisión que se produce en la capital tinerfeña por violación del confinamiento decretado por el Gobierno español para luchar contra el coronavirus: la que afecta a un vecino de Puerto de la Cruz sorprendido hasta en cinco ocasiones fuera de su domicilio –y de su ciudad de residencia- sin motivo legal.

     

    La magistrada María de los Ángeles Lorenzo-Caceres firmó este mediodía el auto inapelable que ordena el ingresó en prisión del vecino de Puerto de la Cruz Jose Antonio O., de 51 años, que el pasado 28 de marzo fue condenado a seis meses de prisión por vulnerar en cuatro ocasiones la orden de confinamiento, sentencia de la que ya informó esta oficina de comunicación.

     

    En aquella ocasión, la condena quedó en suspenso, al ser inferior a dos años de cárcel y no tener el acusado antecedentes penales.

     

    Pero fue detenido hoy nuevamente saltándose la prohibición, y en este caso, al tener antecedentes de este mismo delito y ser por tanto reincidente, la magistrada le ha condenado a ocho meses pero no ha suspendido la pena.

     

    José Antonio O. ingresó a primera hora de la tarde de hoy en la Prisión de Tenerife II.

     

    Según detalla la sentencia, el ahora condenado fue nuevamente interceptado por la Policía Nacional burlando la cuarentena. Ocurrió ayer jueves  sobre las 18.20 horas en la calle Pedro Suárez Hernández de la capital santacrucera, “en el tranvía de Santa Cruz, el cual había utilizado en varias ocasiones sin rumbo ni destino concreto”, recuerda la magistrada.

     

    Reincidencia

     

    La juez ya había condenado al reincidente el pasado 28 de marzo,  declarando probado que  “actuando con manifiesto desprecio” al Gobierno de la Nación, en “reiteradas ocasiones” y desde el 20 de marzo de 2020, José Antonio O. había venido incumpliendo  “a sabiendas y sin causa justificada alguna la prohibición de libre circulación de personas en la vía pública”, pudiendo generar con su conducta, advertía, “un riesgo para terceras personas, al utilizar transportes públicos, además de obligar a actuar en diversas ocasiones a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que primero le advirtieron informándole de la obligación que tenía de permanecer confinado en su domicilio en la localidad de Puerto de la Cruz y después en tres ocasiones se vieron en la necesidad de sancionarle administrativamente con respectivas multas, ante nuevos incumplimientos por su parte”.

     

    En concreto, detallaba la primera resolución judicial que sobre las 13.00 horas del 20 de marzo el acusado había sido identificado cuando se encontraba en el intercambiador de guaguas de Santa Cruz de Tenerife “sin esgrimir causa que justificara su presencia en dicho lugar, además de mostrar para con los agentes una actitud nada colaboradora, agresiva y desafiante”.

     

    En 24 de marzo pasado, en torno a las 16.57 horas, continuaba aquella sentencia primera, fue denunciado por primera vez la policía, al ser localizado en el intercambiador de Chimisay. En esa ocasión había alegado que iba a ver a su novia”.

     

    El siguiente episodio ocurrió el 26 de marzo. Fue localizado y denunciado sobre las 15.50 horas en la parada del tranvía de Príncipes de España de la capital santacrucera, esgrimiendo la misma excusa de que iba a ver a su novia. 

     

    Ya con dos sanciones en su haber, el imputado fue descubierto de nuevo burlando el confinamiento por cuarta vez el sábado 28 de marzo , a las 16.30 horas, cuando caminaba por la calle Víctor Zurita Soler de Santa Cruz de Tenerife “sin acreditar causa justificada alguna”. Los funcionarios policiales procedieron a su detención “ante su actitud deliberadamente rebelde y obstativa al cumplimiento de la prohibición ordenada”.

     

    El acusado confesó los hechos y mostró su conformidad para beneficiarse de una rebaja en la condena, que quedó en suspenso a la condición de que no volviera a delinquir. Tardó menos de una semana en volver a hacerlo, y ayer regresó al banquillo de los acusados, esta vez para acabar en prisión.

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