Iglesias y Montero defienden los colegios públicos... pero para los hijos de los demás

España, pese a que muchos se empeñan en demostrar lo contrario, es un país libre y plural en el que cada cual tiene capacidad de elegir. Por eso, en materia de educación, tan válidos son los centros públicos, como los concertados o privados.
Por el motivo que sea -generalmente responde al poder adquisitivo y social de la familia- unos padres pueden decidir libremente dónde escolarizar a sus hijos. Hasta aquí todo correcto. Sin embargo, en la esfera pública se ha generado un gran revuelo porque la pareja que conforman Pablo Iglesias e Irene Montero ha decidido matricular a sus hijos en un Colegio Privado de Las Rozas que le costaría, según publican medios como El Mundo o El Español, 1.500 euros al mes.
No sería una decisión controvertida si nunca se hubieran posicionado al respecto, pero en sus inicios, cuando ambos tenían un perfil económico bajo, criticaban con dureza estos "colegios de la casta" y defendían a capa y espada la enseñanza pública, dando a entender que todos aquellos que elegían centros privados rompían el entramado social del país. Eso de las clases y tal. De hecho, el propio Iglesias en las puertas de un colegio de un barrio de Madrid se enorgullecía de que sus hijos estudiarían en colegios públicos y no como "los hijos de los pijos" que contaban con ese privilegio.
Algo similar ocurrió con su eterno amor al piso de Vallecas que esfumó tan rápido como aparecieron los ceros en sus cuentas bancarias y se mudaron a un chalet en Galapagar de más de medio millón de euros.
Son libres por supuesto de elegir lo que consideren mejor para su familia -como antes lo eran el resto de mortales a los que criticaban-, pero el problema existe cuando se te cae el discurso y actúas de forma absolutamente contraria a lo predicado. Un gesto de hipocresía y falta de valores total.
La incógnita, llegados a este punto, sería saber qué opinan los millones de españoles que alzaron con ellos el puño. ¿Seguirán en las barricadas? Es posible. Mientras tanto ellos verán plácidamente los toros desde la barrera.