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Las empresas no pueden más

 

Es ahora o nunca. Lanzarote, y sus habitantes, no resisten más promesas. Cuando falta poco para que se cumpla un año desde el inicio de la pandemia, la isla tan sólo tiene sobre la mesa un montón de promesas económicas y pocas realidades. Y no lo soporta más. Las empresas de Lanzarote, que son las que crean empleo y dan de comer a los habitantes de la isla, no aguantan más. De todas esas ayudas directas de las que se hablaban, pocas se han materializado. Tan sólo, hasta el momento, el Ayuntamiento de San Bartolomé ha puesto en marcha ayudas directas para pymes y autónomos y, esta misma semana, el Cabildo de Lanzarote, mucho más tarde que el resto de cabildos de Canarias, pero finalmente lo ha hecho, ha anunciado ayudas directas que se pondrán en marcha en marzo o en abril. El Gobierno de Canarias también ha anunciado ayudas directas. Son pasos en el buen camino, pero no llegan.

 

Ahora o nunca

 

Las empresas están al límite. No facturan porque no hay clientes. No hay turismo y, por si fuera poco, el incremento de casos ha limitado más aún los horarios. No facturan, pero sí pagan y no pueden más. Por eso justo se está pidiendo, a voces, ya, la exoneración o rebajas en el pago de tasas como el IBI o la basura… Por eso los empresarios piden rebajas del IGIC y ayudas directas y reales a pymes y autónomos. Lo piden, no por gusto, sino porque si una empresa cierra, levantarla de nuevo cuesta el triple y esos puestos de trabajo que se pierden están destinados a desaparecer. Es preciso que los municipios activen ayudas, que no se deje caer al tejido empresarial insular porque si cae, no se recuperará y esa factura la pagaremos todos. Es ahora o nunca.  Salvar las empresas es lo que permitirá que los ayuntamientos puedan ingresar en el futuro. Si desaparecen ya no tendrán quién les pague tasas, ni Ibi, ni nada.

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