Viernes, 05 Diciembre 2025
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  • Lancelot Digital

 

 

En la historia de los movimientos políticos, pocas veces se ha presenciado un desmoronamiento tan simbólico como el que ahora golpea a Nueva Canarias (NC). Lo que una vez fue un bastión de poder, una fortaleza forjada en los principios del nacionalismo progresista parece desangrarse entre las grietas de su propia base.

 

El último golpe vino con la salida del alcalde de Santa Lucía y cinco concejales más, quienes, tras presentarse bajo las siglas de NC, decidieron emprender un camino propio. Esta deserción, lejos de ser un hecho aislado, se suma a una tendencia que amenaza con desmantelar el proyecto político liderado por Román Rodríguez. En Santa Lucía, considerado durante años un baluarte del canarismo progresista en Gran Canaria, esta traición tiene el sabor amargo de un flechazo en el corazón de NC.

 

No se trata solo de una pérdida local; el goteo parece extenderse como una grieta en una presa. Arucas, San Bartolomé de Tirajana, La Aldea, Moya e incluso Teror podrían ser los siguientes escenarios de desafiliación. Todo ello sin olvidar las rupturas iniciadas por los alcaldes de Gáldar y Agüimes, quienes también dieron la espalda a la dirección del partido. Este es un éxodo que desafía no solo las alianzas políticas, sino también la estabilidad ideológica de NC.

 

Desde la cúpula del partido, las respuestas han oscilado entre la indignación y el desdén. Fuentes cercanas han calificado a los ediles de Santa Lucía como tránsfugas y exigen la devolución de sus actas. Al mismo tiempo, lanzan un mensaje de firmeza: NC no tiene intención de ceder ni de negociar la salida de su líder, Román Rodríguez, tal y como exigen las nuevas fuerzas que emergen bajo los nombres de Teodoro Sosa y Óscar Hernández. La guerra interna no parece tener tregua, y las heridas, lejos de sanar, se ahondan.

 

Pero el verdadero peso de esta crisis no se mide solo en votos perdidos o en nombres que abandonan la estructura partidista. Lo que está en juego es la esencia misma de Nueva Canarias como proyecto político. La pérdida de feudos clave como Santa Lucía o la posible implosión en otros municipios deja en el aire una gran incertidumbre: ¿podrá NC reinventarse y sobrevivir, o está condenada a convertirse en un recuerdo del pasado?

 

La historia política canaria podría estar presenciando el principio del fin de un partido que, en su día, representó una esperanza para quienes buscaban una voz alternativa en el archipiélago. Lo que queda ahora es una lección amarga: las fisuras internas, si no se abordan a tiempo, pueden transformar los sueños más audaces en polvareda.


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