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Podemos ejecuta la orden del PSOE de Dolores Corujo

 

  • Lancelot Digital
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    El cese de la consejera no Electa de Medioambiente no tendrá consecuencias en la gobernabilidad del Cabildo. Aunque fue impuesto por Dolores Corujo, han sido los propios consejeros de Podemos, los compañeros de Elena Solís, los que han ejecutado la orden de apretar el botón de la guillotina. Ante la opinión pública el PSOE se lava las manos de la ejecución pública de la ya exconsejera de Medioambiente y desvía la atención a un problema interno de Podemos.

     

    Es cierto que las duras declaraciones de la consejera cesada contra el funcionamiento interno del Cabildo y contra la política territorial y medioambiental diseñada por la presidencia del Cabildo es una bomba en la línea de flotación del llamado PSOE de la Biosfera y Premium.

     

    Dolores Corujo, y el equipo que lidera Carlos Espino, no podían permitir (y no lo han permitido) que una activista consejera o una consejera activista pusiera en solfa la imagen medioambientalista y de protección del territorio de la presidenta del Cabildo.

     

    Cualquier cosa menos luchar por apoderarse del espacio de la defensa del territorio por mucho que por desgracia no se haya avanzado en ningún documento de planeamiento y en algunos como el Plan Insular se haya desandado lo andado.

     

    Podemos hundido

     

    Los consejeros de Podemos y la dirección de Podemos Canarias no han salido bien en la foto de este cese anunciado de Elena Solís, pero ya muchos creen que da lo mismo porque ese proyecto ilusionante de Pablo Iglesias está muerto hace años aquí y en Madrid.

     

    Es evidente que la consejera cesada jugó fuerte, y en el fondo muchos creen que deseaba que la echaran, a la vista de que poco podía hacer en ese Cabildo controlado por el PSOE duro de Espino, pero se olvidó de que hay temas que aquí no se pueden tocar y que nunca es inteligente echarse más comida a la boca de la que puede masticar y tragar. Elena Solis, posiblemente se haya convertido en una rara avis de la política lanzaroteña, y dentro de unos años ella y su cese quedarán en una anécdota menor. La vida sigue y la isla, también. ¿Mejor? Ya se verá.

     

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