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Unas colas vergonzantes

 

En estos días, la Terminal 2 de Lanzarote, en la que se mueve el pasaje entre islas, ha llegado a presentar en algunos momentos una imagen lamentable: colas de 30 y hasta 40 personas para pasar el control de seguridad, ya que sólo hay un arco habilitado para este fin. No se trata de un hecho puntual, es que estamos hablando de que es la tónica habitual, al menos en las horas punta y desde mediados del pasado mes de julio, que es cuando se han incrementado los viajes interinsulares en Canarias. El problema radica en la falta de inversiones realizadas por parte de Aena en esta terminal. Hablamos de uno de los aeropuertos más rentables que ha tenido Aena en los últimos diez años porcentualmente de toda España. Hablamos, ni más ni menos, de un beneficio anual de hasta 40  millones. Es mucho dinero y, en cambio, las inversiones son mínimas, por no decir inexistentes. No hace demasiado tiempo teníamos la mejor prueba visual: el abandono de los jardines de las instalaciones, la primera imagen que se encuentra el turista al llegar a la isla. No es que se redujera el mimo con el que se cuidaban, es que se retiró al personal de mantenimiento.

 

Cuidar la primera imagen de Lanzarote

 

La actitud de Aena hacia las Islas Canarias, especialmente hacia Lanzarote, es claramente colonial. Lo peor es que muy poco se está haciendo por parte de Cabildo de Lanzarote para solucionar este problema. Es cierto que la presidenta del Cabildo, Dolores Corujo, fue junto a José Juan Cruz Saavedra, alcalde de Tías y Alexis Tejera, alcalde de San Bartolomé, a hablar los altos directivos de Aena a nivel nacional para que se mejorarán algunos aspectos de la terminal y para hablar del nuevo plan directorio y es loable que así lo hicieran.  Pero lo cierto es que es insuficiente,, es preciso cuidar más el día a día. La imagen del aeropuerto sigue siendo poco apropiada y es preciso que se mejore de manera urgente, así como otros aspectos, como las mencionadas colas en el control de seguridad. Hablamos de la puerta de entrada a Lanzarote, y debemos exigir que esté a la altura de la propia isla.

 

Julio y los contagios disparados

 

Posiblemente el mes de julio haya sido el peor de la pandemia, sin contar aquellos en los que Lanzarote estuvo en nivel 4. Durante este mes, especialmente en las últimas dos semanas, se ha producido una media de veinte contagios diarios y esto hizo subir a la isla a nivel 2. Es cierto que, si se tienen en cuenta criterios médicos, esa subida de nivel es difícilmente justificable, ya que la media de ingresos hospitalarios en planta no ha superado en ningún momento las tres personas y en ningún momento ha habido nadie en la UCI. Posiblemente el Gobierno de Canarias, influenciado por el Cabildo de Lanzarote y lo ocurrido en otras islas, que estaban muy bien y en unas semanas vieron cómo se disparaban sus casos, ha optado por tomar esta medida tan conservadora. El objetivo último es que, a finales de verano, Lanzarote esté muy bien posicionada para iniciar una buena temporada de otoño-invierno.

 

Aprender a convivir con el virus

 

Compartimos, por tanto, que hay que ser precavidos y, en cierta manera, algo conservadores por esta pandemia, pero creemos que Lanzarote, Canarias y el resto del mundo, deben comenzar a convivir con ella para evitar que muera mucha otra gente de otras dolencias o por la falta de economía. El efecto de la vacunación debe servir para algo y Lanzarote ha sido una de las islas más cumplidoras en este sentido, con unos niveles de vacunación muy altos, no en vano el 70% de población diana tenía a finales de julio la pauta completa. De nada sirven todos los mensajes alentadores enviados por la clase política sino comenzamos a reactivarnos. Han disminuido las muertes y las hospitalizaciones, es el momento de avanzar. Cierto es que hay que tener siempre cuidado y prevención con el virus, eso es evidente, pero no podemos volver atrás. Nos toca comenzar a convivir con este virus que será parte de nuestras vidas.

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