Los huesos de Verónica los ocultaron en una grieta donde solían esconder a la joven
Un vecino alertó de ese lugar porque veía a la joven esconderse ahí
- Lancelot Digital
- Suso Betancort
Esta mañana de miércoles tuvo lugar la primera sesión del juicio del caso de Verónica, la joven desaparecida que se encontraron sus huesos en la casa que compartía con su familia en Tinajo, que se alargará hasta al viernes.
Los principales acusados, los dos hermanastros de la chica, Zeus y Keila, y su madrastra, Carmen Delia Tejera, imputados por delitos de malos tratos habituales y profanación de cadáveres, se acogieron a su derecho de no prestar declaración. La esposa del padre fallecido de la joven, no pudo pronunciar palabra, alegando sus abogados su "situación psicológica de incapacidad", a pesar de que unos informes de los forenses de los juzgados concluyeron que no sufría ningún trastorno mental y que en todo momento la acusada es "consciente de sus actos", siendo posible una simulación.
Al principio se la sesión, los abogados de la acusación pidieron la suspensión del juicio, que ya se había aplazado en dos ocasiones, aportando un informe neurológico de 19 de septiembre que determina que Carmen Delia está siendo estudiada porque sufre "un deterioro cognitivo de moderado a severo", aunque la jueza no rechazó, refiriéndose a los otros informes anteriormente mencionados.
Los hechos se remontan cuando el hermano biológico de Verónica, José Luis Molina, se dio cuenta de que algo no iba a bien tras la fuga de su hermana del centro de menores donde residían ambos cuando ella tenía 17 años. Tuvieron que pasar casi 10 años, tras varios intentos de tener noticias de la joven por una herencia que les correspondía a ambos, para que Jose Luis pusiera una denuncia debido a los comentarios de los vecinos y personas del pueblo, que alegaban que la joven que se encontraba en un estado físico lamentable, descuidada y sucia. Incluso se le llegaron a comentar que Verónica se había marchado con "un novio que tenía a Fuerteventura" porque estaba embarazada, ratificando la mala relación que mantenía su hermana con la madrastra.
Varios vecinos de la zona comentaban el mal estado que mostraba siempre Verónica extremadamente delgada, apuntando uno de ellos que "una vez fue a tirar basura y se cayó dentro del contenedor de lo flaca que estaba", con ropa que a veces no era de mujer y muy sucia, que no correspondía con la imagen y el cuidado de "una niña de su edad". Siempre estaba realizando labores en las fincas de la familia, llegando incluso a comentar que "era una esclava del campo", además de dar la impresión de ser una chica "tímida y asustadiza".
En este sentido, los vecinos afirman que se notaban grandes diferencias en el aspecto físico entre Verónica y el resto de hermanos, a pesar de que convivían en la misma casa, que alguna vez se llegó a comentar entre los residentes de la zona. La última vez que uno de los vecinos vio a la joven por esa zona de Tinajo fue en torno a febrero de 2012, por la época de poda.
Uno de los vecinos más cercanos a la casa de la familia de Verónica, pieza clave para encontrar los restos de la joven, alertó a la Policía Nacional de que la chica pudiera estar en una grieta entre dos casas porque "la veía esconderse ahí" y además, el hermano le había comentado que de pequeños los "obligaban" a esconderse en ese lugar, aunque nunca llegó a pensar "que llegara a esto".
Uno de los testigos, un fontanero que acudió a la casa familiar a realizar unos trabajos, recuerda que se encontraba el fallecido José Luis, padre de Verónica supuesto responsable de malos tratos sexuales tanto a su hija biológica como a la hija de su esposa, en el sillón de la casa, en un estado de salud muy deteriorado y aspecto "enfermizo" con "dificultad para moverse". Una de las cosas que comenta el joven que más le llamó la atención fue que en ningún momento "los dejaron solos" hacer su trabajo, "siempre había alguien controlando" y reconoció a la hija de Carmen Delia, Keila como una de las personas que le acompañaban, aunque en la sala se generaron dudas con el enorme parecido de una las sobrinas de la principal acusada. Incluso afirma, que la propia acusada les ayudó a abrir la zanja en la tierra.
En el juicio también declaró como testigo una de las auxiliares de la farmacia del pueblo, quién comentó que en su momento le había llamado la atención que Keila acudiera de manera regular al establecimiento a comprar píldoras abortivas, alertándole los profesionales de la farmacia sobre las posibles contraindicaciones que pudiera tener este medicamento en exceso.
El agente de la Policía Nacional encargado de realizar el atestado del día que realizaron el registro a la vivienda familiar, señaló en su relato que la llegada al domicilio "nadie" les abrió la puerta, y que al acceder a la vivienda con una orden del secretario judicial, se encontraba Jose Luis "moribundo en el sillón", y fue entonces cuando se oyeron pasos en el piso de arriba y bajó Carmen Delia "muy agitada y con cal en los pantalones" alegando que se había manchado porque colaboraba con el mantenimiento de la casa de unos vecinos.
Al intentar acceder al garaje de la casa, dice el agente que a Carmen Delia le dio un vahído y en el tiempo que se recuperaba mantuvo una conversación con un vecino quien le contó que años atrás, "cuando les interesaba esconder a Verónica", la obligaban a meterse en una grieta entre dos casas, a la cual se podía acceder por casa de este vecino. Fue entonces cuando Carmen Delia "comenzó a increpar" al señor por dejar pasar a los agentes.
Una vez en la famosa grieta los agentes encontraron una mochila con varias herramientas de poda y restos óseos pertenecientes a la joven.
En el atestado, Carmen Delia le contó al agente que su marido, en ese entonces todavía con vida, maltrataba a su hija biológica Keila y a Verónica sexualmente y en un momento la segunda le comentó que estaba embaraza de su propio padre. Debido a esto, José Luis se comprometió a "solucionar el problema" y un día apareció en la casa familiar con dicha mochila y un fuerte olor a gasolina, y le dijo a su esposa que "Verónica no volvería a aparecer", y le encomendó a Carmen Rosa la misión de ocultar la mochila en la habitual grieta.
Por esto, la Fiscalía le imputa a Carmen Delia y Zeus, el hijo de esta, delitos de malos tratos habituales con una pena de tres años de prisión; además de 5 meses por delitos de profanación de cadáveres, también su hija Keila. El abogado de la madrastra de la joven solicitó en el juicio que se elimine el agravante por reincidencia que se pide contra ella por malos tratos aportando una prueba documental de marzo de 2011 que según el letrado demuestra que tiene que ser cancelado. El Ministerio Fiscal acepto a trámite la prueba, aunque pidió que se incluya el agravante de alevosía por prevalimiento.
Cabe recordar que Carmen Delia estuvo al principio de la investigación, imputada por homicidio, pero esta causa se archivó ya que la autopsia no podía determinar la manera en que murió, y el padre, de quien la Policía sospechaba que había asesinado a Verónica tras dejarla embarazada, falleció en el Hospital Molina Orosa a los pocos días de ser detenido a causa de un cáncer que sufría que lo mantenía en estado muy deteriorado durante largo tiempo.