Peleas de gallos : ¿El fin de una tradición canaria?
Los aficionados lanzaroteños se resisten a abandonar una práctica que según dicen contribuye a mantener una especie
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La presentación de un anteproyecto de la Ley de protección y tenencia de animales de compañía en Canarias llevará en su articulado la extinsión de las peleas de gallos y pone sobre la mesa las posturas de dos corrientes opuestas: Por un lado la de quienes defienden el mantenimiento de una tradición arraigada en el Archipiélago, y por otro, la del colectivo animalista que defiende los derechos de los animales.
En Lanzarote suena con fuerza la voz de quienes defienden esta práctica centenaria. Aunque reconocen que muchos de estos animales pueden morir durante el combate, aseguran que los gallos perdedores vuelven a la gallera. "No es cierto que todos los gallos que pierden una pelea son sacrificados, es verdad que corren un riesgo durante la pelea pueden morir pero es un porcentaje muy bajo", señala Ignacio Villalba, aficionado a estos combates.
Villalba considera que del mantenimiento de las popularmente conocidas como "riñas de gallos" es esencial para mantener la raza, ya que "de lo contrario este animal desaparecería porque nadie criará esta especie si no hay combate".
Las peleas de gallo vivieron en Lanzarote sus años de gloria durante las décadas del ochenta y noventa, años de mayor afluencia en los encuentros. "Recuerdo que se llegaron a celebrar peleas de gallos incluso en la Sociedad Unión Sur de Tías, que es una de las más grandes, con dos plantas, y aquello se llena de aficionados", rememora.
El proyecto de Ley que se defenderá próximamente en el Parlamento de Canarias pondrá punto final a una práctica ya en desuso. Tal vez los gallos de riña puedan ahora exhibirse como especies únicas en concusos o exhibiciones.