Viernes, 26 Diciembre 2025
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pedro sanchez

  • Lancelot Digital

Las felicitaciones navideñas de Pedro Sánchez no son un gesto menor. Más allá de la cortesía institucional, representan una forma de entender la identidad colectiva y los valores que se desean proyectar desde el poder. En este sentido, los mensajes navideños del presidente vuelven a suscitar un debate legítimo: ¿puede una felicitación pretendidamente inclusiva acabar siendo excluyente con la tradición española?

El presidente ha optado, una vez más, por un lenguaje neutral, evitando mencionar explícitamente la Navidad y sustituyéndola por expresiones genéricas como “las fiestas”. Sin embargo, esta neutralidad no es inocua. Cuando se elimina toda referencia a una tradición mayoritaria profundamente arraigada, se corre el riesgo de diluir un elemento común que ha servido durante décadas como punto de encuentro social y cultural.

La Navidad en España no es solo una celebración religiosa. Es un fenómeno cultural compartido que se expresa en costumbres populares, reuniones familiares, símbolos y rituales que trascienden creencias personales. Negar su nombre en un mensaje institucional no amplía necesariamente el espacio de convivencia; más bien puede interpretarse como una renuncia a reconocer una parte esencial de la historia y la identidad colectiva del país.

La inclusión real no consiste en borrar lo que es común, sino en sumar sin restar. Reconocer la pluralidad de España debería ser compatible con llamar a las cosas por su nombre y asumir que existen tradiciones compartidas que no excluyen, sino que cohesionan. 


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