Desbordados

Once pateras en apenas tres días, unos mil inmigrantes más en los cinco días anteriores. Sin infraestructuras, sin recursos, sin personal y con un Estado silente. Lanzarote no puede más
- Lancelot Digital
- Jesús Betancort
Hace tiempo que la llegada de una patera a Lanzarote ha dejado de ser noticia, o al menos una noticia novedosa. Los lanzaroteños están tan acostumbrados que ya ni se inmutan. La importancia y gravedad del drama humanitario que esto supone se diluye a ojos de una población que se siente abandonada por un Estado que mira para otro lado. El mes de septiembre y lo que va de octubre están dejando tras de sí un reguero incesante de embarcaciones y personas que decide arriesgar su vida en la Ruta Atlántica en busca de un futuro mejor. El problema es que Lanzarote no cuenta ni con los medios, ni con las infraestructuras, ni con el personal suficiente como para afrontar, y mucho menos resolver, un problema que traspasa nuestras fronteras.

Once pateras recibía Lanzarote desde el pasado viernes 13 de octubre hasta este lunes día 16. A ellas, se sumaba otro millar de inmigrantes que llegaba a la isla desde el lunes anterior al citado viernes. La situación es insoportable. Mientras las fuerzas de seguridad y el personal de Cruz roja se esfuerzan por atender cómo buenamente pueden a los que llegan, sin sitio para acogerlos e improvisando medidas alternativas, tal y como se ha hecho desde el propio Ministerio, la Salvamar y la Guardarmar vuelven a la mar una y otra vez ante la llamada de nuevas llegadas. La isla está desbordada.

El domingo se rescataban a casi 300 personas que llegaban a la isla en seis pateras. A ellas se suma un centenar a bordo de otras dos que llegaron el sábado, medio centenar que hacía lo propio el viernes en otra embarcación, y las dos llegadas en la madrugada de este mismo lunes.
Como consecuencia de esta avalancha humana, el CATE se ha visto desbordado en más de una ocasión en la última semana, y ha sido preciso improvisar carpas desmontables en Puerto Naos, carpas en Argana y desviar embarcaciones a Fuerteventura porque no había manera de llegar a tanta gente y mucho menos de atenderlos en condiciones.
La última decisión del Ministerio del Interior con respecto a la oleada migratoria de las últimas horas en Lanzarote, fue que la Policía Nacional resguardara a los migrantes desembarcados en el estacionamiento de la Comisaría de Arrecife. Los agentes desplegaban esterillas para alojar a cerca de un centenar de personas que se encontraban en el suelo. Interior ha afirmado que se ha habilitado el garaje para acomodar a los últimos migrantes y poder realizar trámites de identificación de forma expedita para derivarlos a recursos de acogida

El Sindicato Unificado de Policía ha denunciado la falta de previsión, llamando la atención sobre la necesidad de personal, medios y lugares adecuados para los migrantes. Tras años de custodia en una nave en condiciones inadecuadas, se inauguró en febrero de 2022 un Centro de Atención Temporal para Extranjeros (CATE) en un anexo de la comisaría de Arrecife. Sin embargo, el aumento repentino de llegadas ha llevado a improvisar carpas en el muelle de Puerto Naos.
Lo peor de todo es que no se ve la luz al final del túnel. Mientras prosiga el buen tiempo, seguirán llegando embarcaciones y en la isla seguiremos montando y desmontando carpas para atender de una manera mínimamente digna a todas esas personas.
Peor aún, aunque los inmigrantes pasan solo unos días en la isla antes de ser trasladados a Gran Canaria o Tenerife, lo cierto es que las islas capitalinas también se han visto desbordadas y han tenido que recurrir también a las carpas desmontables y a los garajes de sus propias comisarias para atender a tantas personas.